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¿LA NUEVA BENIDORM?

  • olatz.gomez
  • 21 may 2021
  • 2 Min. de lectura

MACRO CONSTRUCCIÓN DE 18 RASCACIELOS A PIE DE PLAYA EN TORREVIEJA


Todos sabemos lo que es ir a la playa en verano, con tu refresco al sol y un chapuzón a cualquier hora del día. La localidad alicantina tiene un número total de 85.000 habitantes que viven a lo largo de todo el año. En cambio, con la llegada del COVID-19 no es lo mismo, pero lo que no cambia es la afición por el turismo que hay en Torrevieja, Alicante, llegando así a cuadruplicar las cifras durante la época estival. Todo ello ha reavivado los rescoldos del frenesí del ladrillo, algo que resulta sorprendente, después de la problemática de la burbuja inmobiliaria que hubo en España.

El Ayuntamiento de Torrevieja, gobernado con mayoría absoluta por el PP, aprueba la construcción de 18 rascacielos de hasta 29 plantas a plena línea del mar. El área de urbanismo del Consistorio ya ha emitido un informe ambiental y territorial favorable a dicha propuesta, dando paso a la construcción de los mismos.



La construcción de estas megaconstrucciones, impactan en distintos factores ambientales como: la atmósfera, el agua, el suelo, el paisaje, etc. Además dichas edificaciones emiten contaminantes liberados a la atmósfera transformándose en secundarios, crean residuos industriales que contaminan las aguas, causan erosión y compactación del suelo, pero nada como la posibilidad de que ocurra un derrumbe debido al uso de aguas subterráneas. Algo que modificaría el suelo donde estarían situados, dejando así que su peso hiciese el resto.


Todo esto ha generado polémica entre los vecinos y los grupos municipales de la oposición. Muchos vecinos se oponen a la construcción de los rascacielos diciendo que las zonas son ya de por sí bastante frecuentadas, haciendo hincapié en que en los emplazamientos no cabrán los turistas que llegarán con las nuevas torres.

Otros, sin embargo, ven esta ampliación de una forma más positiva, ya que estas obras darán trabajo a más personas y potenciará el turismo de la ciudad y los pisos del entorno también se verán favorecidos, puesto que podría caber la posibilidad de que se revalorizan.



Los permisos medioambientales fueron la única salida que vio el gobierno municipal, para “intentar frenar el proyecto”, reconoce Israel Muñoz, portavoz de la formación ecologista. Sin embargo, estas licencias las concede el propio Ayuntamiento en los municipios superiores a 50.000 habitantes, consiguiendo esquivar toda oposición técnica al plan. Muñoz apunta que “Las torres son una aberración, un caos urbanístico que cambiará la filosofía de una ciudad en la que está demostrado que el ladrillo está caducado y no va a funcionar”.


Visto lo visto, se pone una vez más de manifiesto la necesidad de una nueva política de ordenación del territorio por parte del Estado.



Víctor, Amaia y Gonzalo, alumnos de EA3-1º

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